miércoles, 3 de agosto de 2011

Glosa del verano 2011
Se reconoce a una persona maestra a aquella que es capaz de enseñar cualquier cosa con especial relevancia o significado. Una persona a quién los demás consideran con sabiduría suficiente como para poder transmitirla y con la generosidad necesaria para hacerla accesible a los demás.
Ni títulos, ni prebendas, ni oropeles otorgan maestría sino que son los receptores directos de ésta, los enseñados, cualquiera que sea su calidad y cantidad, quienes otorgan esta cualidad.
La persona enseñada interpreta como valioso para sí la palabra, el gesto o la conducta de quien ejerce el magisterio. El ejemplo, el verbo o el procedimiento iluminan por un instante un mundo incomprendido o un ámbito de la vida que estaba plagado de sombras. La persona considerada maestra es desde esta perspectiva un ser de luz, alguien capaz con su sola presencia de
iluminar el entendimiento en otras personas y apartarles de las tinieblas de la ignorancia.
En plena revolución cibernética desbordante de información y telecomunicación globalizada, podría resultarnos muy útil afinar nuestra percepción para estar entrenados y saber reconocer a
personas maestras, que por prudencia y humildad no utilizan foros de resonancia mediáticos, pero que es posible vivan muy cerca de nosotros.
Todo cambia velozmente en este siglo XXI pero la sabiduría permanece donde siempre, en el espíritu y la vida ejemplar de las personas maestras. En este tiempo de crisis no nos vendría nada mal descubrirlas entre nuestros vecinos y amigos.

Glosa inspirada en las enseñanzas del amigo y maestro Fernando Abarca, a quien la vida se lo pone más difícil cada día, pero merced a su coraje, dignidad y sabiduría logra iluminar con su ejemplo y experiencia a los que tenemos el privilegio de conocerle.
Deseo que este verano puedas gozar con las enseñanzas de una persona maestra a tu lado.
Tu amigo Paco Lagardera.
Barbastro, verano de 2011