Os deseo a todos-as ex del Mio Cid unas felices fiestas y un mejor 2013.
Un abrazo.
No podía faltar el relato de nuestro querido PACO,que una vez más nos
vuelve a sorprender gratamente.
Querid@ amig@:
Me asomo de nuevo a este inmenso ventanal de internet para hacerte
llegar la tradicional historieta o cuentito navideño. Confio que la
crisis haga fuerte tu resiliencia y te permita mejorar y gozar con
mayor plenitud de tu vida necesitando para lograrlo mucho menos. Se
avecinan tiempos de grandes cambios y espero te encuentre con los
brazos bien abiertos para recibirlos con esperanza e ilusión en un
planeta habitable para toda la comunidad de la vida.
Recibe un abrazo amoroso de Paco Lagardera.
Navidad 2012
EL MILAGRO DEL PERDÓN
Érase una vez un anciano solitario, alto, delgado y con barba que lucía una cabellera cana y poblada, como de algodón. Solía pasear por un parque muy grande y poco concurrido. Se sentaba frente a una gran explanada en donde iban a jugar niños de muy distintas edades a quienes observaba desde la lejanía.
En el barrio se decía que era un viejo raro y osco, muy poco hablador y con unas costumbres muy extrañas. Entre los niños había corrido la voz de que era un ogro.
Un día se le acercó una niña rubia y parlanchina de ojos almendrados que iba a buscar la pelota que se le había quedado parada justo detrás del banco que ocupaba el anciano.
La niña se acercó muy lentamente y cuando sus miradas se cruzaron sonrió, el anciano le respondió de inmediato con una amplia sonrisa.
La niña suspiró aliviada y dijo: Hola señor.
Hola señorita, le contestó el anciano sonriéndole de nuevo.
Me habían dicho que era mudo, que no hablaba, prosiguió la niña.
Cuando estoy solo no hablo, pero cuando tengo una grata compañía, como en este momento, me encanta conversar porque es el mejor modo que dispongo para aprender e informarme sobre la marcha del mundo y de la vida, dijo el anciano.
La niña sintió curiosidad y una vez hubo recogido la pelota se sentó junto a él dispuesta a conversar con personaje tan extraño.
Oiga señor, en el barrio se dice que cada día viene a ver a los niños jugar porque es un ogro y los rapta para comérselos crudos. Comentó la niña una pizca temblorosa.
El anciano comenzó a reír con tanto estruendo que un grupo de niñas cercano a ellos detuvieron su juego y se acercaron expectantes.
Rodeado por las niñas el anciano les habló con voz clara y firme: Siempre me han gustado los niños. Son seres espontáneos y sinceros con los que me gusta convivir. Durante cuarenta y cinco años ejercí de profesor y fueron mis mejores amigos. Por esto me encanta venir cada día a este parque a veros jugar tan alegres.
¿Pero no le da rabia que hablen tan mal de usted que no ha hecho daño a nadie? Le preguntó la niña que parecía la mayor del grupo.
No por favor. La rabia y el rencor son acompañantes muy desagradables para convivir con ellos. Siempre es preferible tener a la alegría y al buen humor por compañeros. Contestó sonriente el anciano.
¿Y qué hace para no tener rabia? Insistió curiosa la niña mayor.
¡Pues perdonarles! Terció la niña de la pelota.
¿A qué si? Preguntó dirigiéndose al anciano.
Efectivamente mi niña. Cuando perdono a todas las personas que hablan mal de mi, por ignorancia o por malicia, me libero del rencor y la rabia, lo que me permite llenarme de alegría con tan solo veros jugar cada tarde. Sentenció el anciano.
La niña mayor empezó a aplaudir a la vez que su cara dibujaba una enorme sonrisa. Poco a poco todas las niñas irrumpieron en un sonoro y largo aplauso.
El anciano, aplaudiendo y sonriendo también, concluyó: ¡es el milagro del perdón!
Aprovecha estas fiestas navideñas para perdonar, lograr liberarte del rencor y poder abrazarte a la alegría de vivir. Te lo desea de corazón tu amigo Paco Lagardera.
Barbastro, diciembre de 2012
lunes, 24 de diciembre de 2012
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