Hola,
Se rumorea una posible quedada para el mes de Mayo del año próximo en las cercanias de Barbatro... ¿Qué os parece la idea?
Feliz navidad a tod@s!!!!!
Adjunto tambien la felicitación navideña de Paco :
PRINCIPES DE AMOR
Navidad 2010
Érase una vez una niña de ciudad que tenía tres años. Pasaba con sus abuelos las vacaciones de verano en la casa que éstos tenían en el campo. Tenía que realizar un largo viaje hasta llegar a ese lugar pero lo hacía siempre con muchas ganas e ilusión.
La niña lo pasaba muy bien con sus abuelos, con el jardín repleto de flores, con los animales que tanto la querían y con un estanque de agua muy fresquita en donde se bañaba muy a gusto los días en que más apretaba el calor.
El primer día de estancia allí le dijo a su abuelo:
- Abuelo, hoy vamos a jugar a príncipes y princesas. Tu serás el príncipe y yo la princesa.
El abuelo muy sonriente le contestó:
- Encantado, pero ¿qué tengo que hacer para jugar?
- Abuelo, el príncipe le tiene que decir a la princesa que la quiere, que está enamorado de ella y también le tiene que regalar flores. ¿Vale?
El abuelo soltó una carcajada de puro gozo y siguió al pie de la letra la propuesta de la niña durante todo el verano. Cada día se disfrazaban, bailaban, cantaban y cuando el abuelo le regalaba flores le decía:
- ¡Princesa, como muestra de mi amor, acepte su alteza estas humildes flores!
La niña se sentía muy feliz y reía con gusto cada vez que oía esta frase que seguía el guión del juego en el que tanto se aplicaba su abuelo.
Cuando se acababa el verano vinieron los padres a pasar unos días para más tarde regresar todos juntos a la ciudad puesto que ese curso empezaba la niña el colegio. Los abuelos, mientras tanto, habían decidido hacer un viaje con el que soñaban desde hacía mucho tiempo.
Pero durante el viaje el abuelo sufrió un accidente que le ocasionó una conmoción cerebral, por lo que tuvo que ser ingresado urgentemente en una UCI.
Los padres y la niña se desplazaron hasta el hospital para ver al abuelo. Médicos y enfermeras no dejaban pasar a nadie al interior de la habitación en donde el abuelo yacía inconsciente rodeado de aparatos. Debían contentarse con verle a través de una ventana.
Pero la niña insistió tanto en darle un beso a su abuelo que finalmente el médico de guardia accedió a acompañar a la niña junto a la cama de su abuelo. Una vez allí la niña besó la mejilla del abuelo, le acercó dos flores a la entubada nariz y le susurró al oído:
- Te quiero mucho príncipe. Traigo unas flores para que huela bien tu habitación.
El médico atónito contemplaba la escena mientras de los ojos del paciente emergían dos lágrimas que surcaban lentamente su rostro.
Tres días más tarde, los padres y la niña, ya de regreso en la ciudad, recibieron la buena noticia de que el abuelo había recobrado la consciencia y de que al día siguiente saldría de la UCI para ser trasladado a una habitación normal. Pasados quince días el abuelo abandonaba el hospital para recuperarse en su casa y pasar, pocas semanas después, las Navidades más felices de su vida con toda su familia.
Una vez más la magia del amor había hecho el milagro: el abuelo príncipe, gracias al amor de su nieta princesa, recuperó la alegría de vivir.
Se rumorea una posible quedada para el mes de Mayo del año próximo en las cercanias de Barbatro... ¿Qué os parece la idea?
Feliz navidad a tod@s!!!!!
Adjunto tambien la felicitación navideña de Paco :
PRINCIPES DE AMOR
Navidad 2010
Érase una vez una niña de ciudad que tenía tres años. Pasaba con sus abuelos las vacaciones de verano en la casa que éstos tenían en el campo. Tenía que realizar un largo viaje hasta llegar a ese lugar pero lo hacía siempre con muchas ganas e ilusión.
La niña lo pasaba muy bien con sus abuelos, con el jardín repleto de flores, con los animales que tanto la querían y con un estanque de agua muy fresquita en donde se bañaba muy a gusto los días en que más apretaba el calor.
El primer día de estancia allí le dijo a su abuelo:
- Abuelo, hoy vamos a jugar a príncipes y princesas. Tu serás el príncipe y yo la princesa.
El abuelo muy sonriente le contestó:
- Encantado, pero ¿qué tengo que hacer para jugar?
- Abuelo, el príncipe le tiene que decir a la princesa que la quiere, que está enamorado de ella y también le tiene que regalar flores. ¿Vale?
El abuelo soltó una carcajada de puro gozo y siguió al pie de la letra la propuesta de la niña durante todo el verano. Cada día se disfrazaban, bailaban, cantaban y cuando el abuelo le regalaba flores le decía:
- ¡Princesa, como muestra de mi amor, acepte su alteza estas humildes flores!
La niña se sentía muy feliz y reía con gusto cada vez que oía esta frase que seguía el guión del juego en el que tanto se aplicaba su abuelo.
Cuando se acababa el verano vinieron los padres a pasar unos días para más tarde regresar todos juntos a la ciudad puesto que ese curso empezaba la niña el colegio. Los abuelos, mientras tanto, habían decidido hacer un viaje con el que soñaban desde hacía mucho tiempo.
Pero durante el viaje el abuelo sufrió un accidente que le ocasionó una conmoción cerebral, por lo que tuvo que ser ingresado urgentemente en una UCI.
Los padres y la niña se desplazaron hasta el hospital para ver al abuelo. Médicos y enfermeras no dejaban pasar a nadie al interior de la habitación en donde el abuelo yacía inconsciente rodeado de aparatos. Debían contentarse con verle a través de una ventana.
Pero la niña insistió tanto en darle un beso a su abuelo que finalmente el médico de guardia accedió a acompañar a la niña junto a la cama de su abuelo. Una vez allí la niña besó la mejilla del abuelo, le acercó dos flores a la entubada nariz y le susurró al oído:
- Te quiero mucho príncipe. Traigo unas flores para que huela bien tu habitación.
El médico atónito contemplaba la escena mientras de los ojos del paciente emergían dos lágrimas que surcaban lentamente su rostro.
Tres días más tarde, los padres y la niña, ya de regreso en la ciudad, recibieron la buena noticia de que el abuelo había recobrado la consciencia y de que al día siguiente saldría de la UCI para ser trasladado a una habitación normal. Pasados quince días el abuelo abandonaba el hospital para recuperarse en su casa y pasar, pocas semanas después, las Navidades más felices de su vida con toda su familia.
Una vez más la magia del amor había hecho el milagro: el abuelo príncipe, gracias al amor de su nieta princesa, recuperó la alegría de vivir.
Deseo de corazón que estas Navidades seais tan felices como el abuelo príncipe de este cuento.
Vuestro amigo Paco Lagardera.
Barbastro, diciembre de 2010
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